¿Por qué las adicciones son tan difíciles de tratar? Explicación neurocientífica
Las adicciones son mucho más frecuentes de lo que deberían ser para una sociedad saludable, y esto ocurre a nivel cerebral.
Introducción
Las adicciones pueden ocurrir en muy diversos terrenos, pues el concepto simplemente engloba a la dependencia de una persona a una determinada sustancia o actividad cuyo mecanismo de obtención puede variar en cada caso. Es decir, existen adicciones a la ingestión química como son el alcohol, la nicotina, cocaína, marihuana, opio, anfetaminas, éxtasis, heroína, entre otros que son los tipos más conocidos, pero también adicciones a la ingestión de comida como los comedores compulsivos y algunos casos de anorexia y bulimia; también, existen adicciones de conducta como son la adicción al juego, al sexo, trabajo, religiones, relaciones (de codepencienciaI) e incluso, y con mucha presencia en nuestros días, la adicción a internet y a los aparatos electrónicos como el celular.
En todos los casos y tipos de adicción, suceden procesos neurológicos similares que se basan en la obtención de placer y sensación de recompensa inmediata y que, con la estimulación constante, terminan por generar dependencia. Sobre todo, cuando las personas pasan de abuso de sustancias a una adicción a las mismas. Pero,¿por qué sucede esto?
Los cambios en el cerebro con el consumo
El cerebro humano tiene una capacidad única, llamada neuroplasticidad, la cual en un sentido positivo, permite que el cerebro siga desarrollándose, obteniendo nuevas habilidades y creando conexiones neuronales nuevas si se procuran ejercicios y actividades para que esto suceda, pero por un lado menos ideal, también implica que el cerebro se acostumbre al consumo de algo hasta llegar a un punto en el que lo necesite, pues ya lo espera como parte de una adaptación fisiológica consecuencia de la ingesta constante.
Así, si entrenamos a nuestro cerebro a recibir un determinado estímulo de manera frecuente, este terminará por adaptarse y eventualmente pedirá más de lo mismo por hábito, incluso a nivel inconsciente. Además, para lograr el mismo efecto inicial, el cerebro necesitará dosis más elevadas de cualquiera que sea la sustancia que una persona consume, pues desarrolla tolerancia a sus efectos. Este es uno de los principios de la adicción en el cerebro.
Ejemplos
Tomemos como ejemplo el consumo de alcohol, cuyos efectos en el cerebro son innegables, incluso pueden llegar a cambiar el tamaño de este órgano. Cuando las personas toman alcohol, su cerebro produce sustancias como endorfinas y ácido gamma-aminobutírico (conocido como GABA), los cuales generan una sensación de bienestar, tranquilidad y ligereza que, cuando se bebe con frecuencia, crean una dependencia en el cuerpo. Esto se nota pues el cuerpo pedirá cada vez más alcohol para poder llegar a ese estado de bienestar, pero además, cuando no reciba la sustancia, sentirá una dependencia que provocará sensaciones de malestar, cansancio y hasta depresión como parte de un síndrome de dependencia y abstinencia. Entonces, la persona comenzará a sentir la necesidad de volver a la sustancia para retomar este estado de bienestar que obtiene con su consumo.
La clave de estas adicciones es la constancia. Cuando algo se consume con frecuencia, el cerebro se adapta a ello, y es así que después lo solicita como parte de sus funciones, pues modifica las señales que emite y recibe en el cuerpo consecuencia de una dependencia a sustancias que las favorezcan. Entiéndase que el cuerpo deja de ser quien produce sustancias como endorfinas, ya que confía en la introducción de una sustancia ajena para que haga este trabajo, y cuando no lo hace, hay una carencia que genera efectos secundarios y sensación de dependencia, pues quiere volver a este estado de bienestar que experimentó antes.
Además, esto sucede con independencia de la sustancia que cada persona consume. Por ejemplo, tanto el alcohol, como la cocaína y los opioides (como el famoso fentanilo, que se ha llevado a varios artistas famosos consigo) liberan dopamina en el nucleus accumbens, parte del cerebro que se considera una interfase neural entre motivación y acción motora, y participa de modo decisivo en la ingesta, conducta sexual, recompensa, respuesta al estrés, autoadministración de drogas, etc. Esta área es en parte responsable por la sensación de bienestar del cerebro, pero dado que el consumo de sustancias la altera, tiene tendencia a generar dependencia a casi cualquier sustancia adictiva.
Por si fuera poco, el consumo de sustancias adictivas también reduce la capacidad de la corteza cerebral de regular los impulsos y tomar decisiones acertadas, lo cual genera en las personas una sensación aún mayor de debilidad ante su deseo por adquirir y consumir esa sustancia o actividad que les genera adicción.
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