Cibercondria y significado

Claves de un problema de salud mental del siglo XXI en aumento

Según afirman los expertos de Unobravo, plataforma de psicología online, “la hipocondría es una forma clínica de trastorno de ansiedad, caracterizada por una preocupación excesiva e injustificada por la propia salud” y se caracteriza porque el paciente tiene el convencimiento de que cualquier síntoma es señal de una enfermedad grave.

Este trastorno o característica de la personalidad ha dado una vuelta de tuerca en los últimos años de la mano de Internet y, más concretamente, de las redes sociales. De hecho, el IV Estudio de Salud y Estilo de Vida de Aegon, que data de 2021, afirma que la mayoría de la población (el 52,1%) usa estos métodos para buscar información de una posible enfermedad.

Es lo que se ha dado en llamar cibercondría (término acuñado este siglo) o hipocondría digital y consiste en creer que se padecen determinadas enfermedades tras buscar en redes sociales la opinión de otros enfermos e identificarse con sus síntomas. Todo ello sin haber consultado con ningún facultativo, ni de familia ni especialista.

Este problema es especialmente acuciante entre adolescentes y jóvenes. Y es que, según el estudio Nacer en la era digital: La generación de la IA, publicado por Qustodio, plataforma líder en seguridad online y bienestar digital para familias, ese sector de la población tiene las redes sociales como principal actividad digital.

Aumento de la ansiedad

Las repercusiones de la cibercondria en la salud mental son diversas. Una de ellas es el aumento de la ansiedad, tal y como explica Gloria R. Ben, psicóloga de Qustodio: “Al creer que están enfermos, pueden empezar a actuar como si lo estuvieran de verdad, e incluso a sentir los síntomas como propios, aumentando su ansiedad, y generando más búsquedas relacionadas con lo que sienten”.

Este comportamiento además se retroalimenta: “La búsqueda excesiva de información médica suele derivar en un aumento de la ansiedad, y de la convicción de que se padece esa enfermedad”. Todo ello lleva a realizar acciones como la autobservación, que supone a su vez un aumento del estrés.

Cambio de comportamiento

En los casos más graves, explica la psicóloga, la cibercondría puede llevar a un cambio de comportamiento, convirtiéndolo en disfuncional. “Se pueden encerrar más en sí mismos, y pasar más tiempo realizando búsquedas en Internet hasta dejar de lado rutinas que tenían o tener reacciones emocionales más intensas”.

La búsqueda excesiva de información médica suele derivar en un aumento de la ansiedad, y de la convicción de que se padece esa enfermedad

Para que la cibercondría no llegue a suponer un problema de salud mental, Gloria R. Ben apuesta por la observación y la comunicación para así “poder entender y ayudar a nuestros hijos”. Y no dudar en pedir ayuda externa si se nos va de las manos. En cualquier caso, la psicóloga recuerda la importancia de ser un buen modelo de buenos hábitos, como manera de prevenir estos problemas.

De hecho, uno de los factores de riesgo que se barajan en estos casos es haber tenido padres sobreprotectores. Aunque también haber tenido progenitores hipocondríacos, haber sufrido problemas de salud graves en la infancia o haber crecido con la idea de que la enfermedad es una fuente segura de sufrimiento.

Diagnóstico erróneo

Los peligros de la cibercondría van más allá de la salud mental. También puede haberlos en la salud física y tienen que ver con auto diagnosticarse erróneamente: “Cuando se busca información sobre los propios síntomas, los menores pueden realizar una interpretación poco precisa de la naturaleza de los mismos”.

El problema es que si llegan a sentirse reflejados en las enfermedades que otras personas cuentan en redes, puede llevarlos a recurrir a remedios recomendados por, influencers, muy alejados de un tratamiento adecuado. Esto puede suponer, además, un importante retraso en la atención médica que realmente necesite el paciente.


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